19 de abril de 2024

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Santo Tomé: condenaron a un hombre y sus dos hijos por venta de drogas

Una familia de albañiles santotomesinos que estaba siendo investigada por la Justicia Federal santacruceña, como parte de una red de proveedores de drogas en el sur del país, terminó condenada por el Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe, por la tenencia de más de 4 kilos de marihuana destinada a la venta al menudeo local.

“El pastor quiere poner un quiosco en el barrio”, se escuchó decir a uno de los involucrados en las intervenciones telefónicas.

Este jueves, el juez federal Luciano Lauría dictó sentencia para Carlos Rafael Maidana (56) y sus hijos Carlos Sebastián (31) y Dylan Emanuel Alejandro (21), quienes fueron declarados culpables por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”.

A los dos primeros -considerados coautores- se les impuso penas de 4 años de prisión y multa de 45 unidades Fijas (equivalentes a $ 585.000); en tanto al más joven lo declararon partícipe secundario, con pena de 2 años de prisión en suspenso y multa de 22,5 UF (es decir $ 292.500).

La sanción fue el resultado de un juicio abreviado, a instancias del fiscal general Martín Suárez Faisal, que contó con el consentimiento de los implicados y de su abogado defensor, el Dr. Ignacio Alfonso Garrone.

Región oeste

Los tres albañiles fueron detenidos el viernes 18 de junio de 2021 en la casa familiar de calle 3 de Febrero al 3100 (entre Balcarce y Aristóbulo del Valle), del barrio 12 de Septiembre, en la zona oeste de Santo Tomé. Hasta allí arribó una comisión de la Policía Federal Argentina (PFA), con una orden de allanamiento extendida por el juez Federal de Rio Gallegos, Claudio Marcelo Vázquez.

En el lugar se secuestraron más de cuatro kilos de marihuana, entre picadura y cogollos, distribuidos en frascos y bolsas en distintos ambientes del inmueble (4.358,21 gramos en total). También hallaron una balanza de precisión, tres teléfonos celulares, dinero en efectivo y una pistola calibre 22 mm con 8 municiones.

Además de las tareas investigativas que venían realizando desde el sur del país, la Justicia mandó a peritar los celulares secuestrados, producto de los cuales no surgieron elementos contundentes que permitieran vincularlos a una red de alcance nacional.

El expediente, que llegó a Santa Fe como un “desprendimiento de las investigaciones impulsadas por el Juzgado Federal de Rio Gallegos” no pudo acreditar el protagonismo de ninguno de los miembros de la familia Maidana "como posibles proveedores de material estupefaciente, con base de operaciones en la provincia de Santa Fe", indica el fallo.

Escuchas telefónicas

Por ese motivo, tras dictar el procesamiento con prisión preventiva para los tres hombres, el juez federal de Río Gallegos se declaró incompetente y remitió las actuaciones a sus pares santafesinos para que prosigan la causa en su jurisdicción.

En definitiva, fue gracias a las escuchas que se pudo constatar la actividad delictiva realizada por la familia Maidana en el domicilio allanado. En ese sentido "caben destacar conversaciones donde se organiza la apertura de un punto de venta de estupefacientes en el barrio".

Aquí es donde aparece la referencia a un pastor al que llaman "Calabresa" cuyo nombre propio no pudo ser determinado por la justicia. La maniobra delictiva que dicho pastor y los Maidana pretendían, era la apertura de un nuevo búnker barrial, en una zona que tampoco pudo especificarse.

Código 'caramelo'

“Escúchame, ahí el pastor Calabresa me llamó, quiere poner un kiosco en el barrio de él, tiene amigos ahí que le preguntan”, le dice Carlos Maidana a otra persona cuya identidad se desconoce. “Fíjate, manejate vos, de última llevale preparado vos los caramelos, poné el kiosco pero manejalo vos, no le des como para que él te compre me entendés..?” le advierte.

“Hacé como yo te digo, armarle vos el kiosco", indica Maidana a al receptor, que asiente con frases como “claro” o “bueno, dale”. También lo previene; "llámalo por whatsapp, por ahí pueden hablar, pero igual así, en código”.

Ya entrado en el negocio, “a mi me la deja a 4.5 la laja”, le dice en clara referencia al valor de la droga. Y continúa en otro pasaje: “con esto hacemos una movida linda en el barrio…”, a lo que el NN le contesta:

--Sí, desastre hacés…

--Sí, sí, está 2 lucas y media el papelín…