Desde este lunes, la empresa Acindar paralizará en un 80% su planta santafesina de Villa Constitución, lo que afecta directamente a unos 600 trabajadores. La medida implica una caída sustancial en la producción, nuevas suspensiones y señales de repliegue empresario que, para la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y analistas críticos del modelo libertario, remiten al ocaso de Somisa en los años 90.
Desde este lunes, la empresa Acindar paralizará en un 80% su planta santafesina de Villa Constitución, lo que afecta directamente a unos 600 trabajadores. La medida implica una caída sustancial en la producción, nuevas suspensiones y señales de repliegue empresario que, para la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y analistas críticos del modelo libertario, remiten al ocaso de Somisa en los años 90. “Si en los 90 el discurso privatizador se impuso con la promesa de modernización, la narrativa libertaria actual acelera una apertura económica que vuelve a poner en jaque el entramado industrial, desprotegiendo al empleo, la producción y la soberanía”, apuntan desde el gremio.
La lectura va desde el titular de la UOM, Abel Furlán, hasta los delegados de base, y se repite una reflexión crítica desde Acindar: “En 2023 varios compañeros votaron a Milei” y, en recientes comicios, también “por candidatos locales de La Libertad Avanza”. La decepción y el cambio de ánimo recorre las asambleas obreras.

“Y a cada paso sientes otro deja vu”
La historia marca un paralelismo. Así como Somisa fue desguazada en el contexto de un Estado ausente y una economía diseñada al gusto de los mercados, Acindar transita hoy una dinámica de retracción: importaciones en alza, desplome de la obra pública, caída del consumo interno y un Gobierno que apuesta a sectores como la minería, desplazando a la industria tradicional. Según precisó el delegado metalúrgico Silvio Acosta, la planta de producir 1.200.000 toneladas anuales pasó a 600.000. La paralización afecta a los trabajadores directos y a todo el ecosistema económico de Villa Constitución: contratistas, cooperativas, comercios y talleres barriales. Acosta no obstante considera que Acindar no llegará a la “instancia Somisa”.
Los delegados denunciaron una combinación de factores críticos: caída del 60% en la obra pública, aumento de importaciones de acero desde Brasil, apertura comercial sin regulaciones y un régimen de suspensiones que ya lleva más de un año y medio. “Seguimos surfeando la ola con acuerdos de suspensiones”, reconoció Acosta. Los trabajadores aceptaron incluso adelantos de vacaciones para evitar despidos, pero la empresa no da señales de reactivación. “Parece que quieren que el costo lo paguemos los trabajadores”, advirtieron, y reclamaron la conformación urgente de un comité de crisis multisectorial.