26 de julio de 2024

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¿Por qué el agua se considera la mejor bebida?

La hidratación es todavía un concepto que nos resulta más familiar referido a la piel que al organismo entero. Sin embargo, constituye un aspecto importante de la salud.

El agua resulta esencial para el funcionamiento de los sistemas fisiológicos y beberla en la cantidad, la frecuencia y la calidad adecuadas puede prevenir el desarrollo de numerosos trastornos comunes o graves.

El cansancio, la hipertensión, las molestias digestivas, los eccemas o las dificultades para concentrarse, entre otros problemas, pueden guardar relación con una hidratación insuficiente.

Pero, ¿basta con beber cualquier líquido para hidratarse? ¿Hay tipos de agua que resultan más hidratantes que otros? ¿La dieta desempeña algún papel en la hidratación? Las respuestas a estas y otras dudas pueden favorecer un salto adelante en el cuidado cotidiano de la salud.

Track and field athlete with water bottle

El agua es el terreno de la vida 

Se tiende a creer que lo que no se puede tocar ni ver no existe o es poco importante. Cuanto más sólida es una cosa, más real nos parece. Nos sucede con el propio cuerpo. Creemos que somos la piel, los huesos o los órganos. Nos cuesta entender que somos sobre todo agua en movimiento, que ese es el terreno donde se producen las reacciones químicas necesarias para la vida.

Las células solo pueden sobrevivir cuando tienen suficiente agua en su interior y alrededor. Por eso el organismo está dotado de un increíble sistema de gestión del agua que controla las entradas y salidas de líquido, y que procura que cualquier deficiencia sea rápidamente compensada.

Hay varios grados de deshidratación 

En teoría, la deshidratación grave comienza cuando la pérdida de peso provocada por la falta de agua alcanza un 10% del peso corporal. Se llega a esta cifra a los tres días sin comer ni beber nada. A partir de los seis días, cuando la bajada alcanza el 20%, se produce la muerte. Son los casos extremos que asociamos a las travesías por el desierto o los golpes de calor.

Pero la medicina deportiva ha descubierto que una ligera falta de agua dificulta los procesos fisiológicos y a medio o largo plazo favorece el envejecimiento prematuro y el desarrollo de enfermedades. Una deficiencia de solo el 1% causa una disminución del rendimiento físico del 10%.

Para una persona de 70 kg de peso, esto representa una carencia de 700 ml de agua, cantidad equivalente a tres vasos –se pueden perder en una hora de ejercicio físico intenso a una temperatura ambiental de 28 ºC–. Por eso los entrenadores se preocupan de que los deportistas recuperen continuamente líquidos.

Pero aunque se ha investigado más el efecto de la deshidratación leve sobre el rendimiento físico, también se sabe que afecta a las habilidades intelectuales, lo que no es extraño dado que el cerebro es el órgano más "acuoso" de todos.

Las funciones del agua en el organismo

El agua es tan importante porque desempeña infinidad de funciones. Cuando falta dentro o fuera de las células se dificultan los procesos fisiológicos. Las consecuencias se pueden resumir en dos grandes trastornos.

El primero es que se producen fallos en el funcionamiento de los órganos y de los sistemas del cuerpo. Esto es debido a que las enzimas no pueden actuar con eficacia sobre los nutrientes y otras sustancias porque el medio resulta demasiado espeso o concentrado. En consecuencia, no se producen adecuadamente las reacciones químicas.

El otro trastorno es la autointoxicación, ya que no pueden eliminarse los residuos metabólicos que las células producen continuamente.

El cuerpo está compuesto en un 70% por agua y es capaz de reciclarla continuamente. Por ejemplo, cada día, el sistema digestivo segrega y recicla nada menos que 7 litros de jugos digestivos, a una razón aproximada de:

  • 1 litro de saliva
  • 1,5 litros de jugos gástricos
  • 0,75 litros de bilis
  • 3 litros de jugos intestinales

El agua necesaria para la síntesis de los jugos digestivos procede de la sangre y tras cumplir su función es reabsorbida fácilmente a través de las mucosas del intestino delgado, que están cubiertas de finísimos capilares sanguíneos.

Ingerir agua, ya sea bebida o como parte de los alimentos, constituye, pues, la principal vía de entrada de agua al cuerpo. La capacidad de absorción del intestino es ilimitada, por lo que se puede beber prácticamente tanta agua como se quiera siempre que la persona esté sana. Tras la digestión, solo unos 120 ml (un vasito) se eliminan con las heces.

¿Sabías que el cuerpo es capaz de producir agua? 

El cuerpo es capaz incluso de producir agua a través del metabolismo de las grasas, los hidratos de carbono y las proteínas cuando los transforma en energía. Esta transformación química genera como residuos dióxido de carbono –que es expulsado por los pulmones– y agua en una cantidad aproximada de 300 ml al día.

Esta creación de agua viene a ser un "milagro técnico" que los científicos solo pueden reproducir en el laboratorio consumiendo cantidades enormes de energía. En cambio, en el cuerpo, este proceso libera energía que sirve para mantener la temperatura corporal.