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La biología no se puede gambetear: Messi empieza a retirarse de a poco

Atravesados, conmovidos por esta apertura, estrujados por lo que es el paso de la biología. La biología llega, pero en esta noche, que es una noche con sabor a los finales de la nostalgia, nos va dando cuotas de adaptación, porque no es la última.

Y aquí está Lionel Messi, que se transforma en el Luzail, en el jugador más importante de la historia de la selección argentina. Después tuvo todo, como nadie, las dos Copas Américas, la finalísima y la final del mundo. Pero hay un detalle también que quiero resaltar.

Messi conquistó el corazón de todos, sin ser el physique to role de la contrariedad que somos los argentinos. Ese rol ya lo había encarnado Diego, con todas sus contrariedades, con todos sus amores y odios. Messi fue una regularidad. De 20 años, 18 estuvo arriba.

El éxito llegó tarde, pero supo mantenerse en la vereda del profesionalismo. Una máquina de jugar al fútbol, de hablar con sus pies. ¡Excelente la comparación del Bocha con Chaplin! Sin decir una sola palabra, se nos está yendo, como se nos van los abuelos, de a poquito.

Eso no quiere decir que se aleje a un final. Se aleja a un principio. Al principio del mito. Al principio de la nostalgia. Al principio de alguien que ha formado parte de la vida de todos. Que le tocó ganar al final.

Tal vez por eso, ahí sí tuvo algo de argentinidad. Emparentado a miles de inmigrantes que vinieron, sacrificaron, y al final se hicieron, como decía mi abuelo, vinimos a hacernos la América.

¿Quieren que les diga una cosa? Lionel Messi se retira de a poco. Como dice el poema de la Dios, el infinito se transforma en un punto, y el silencio empieza a ahogarnos. Pero Messi, Messi no hizo la América. Messi hizo el mundo.

Por Claudio Giglioni / Cadena3