26 de julio de 2024

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Ídolos que cayeron en el olvido: “La heladera en casa la llena mi mujer”

Esteban El Gallego González convirtió un gol histórico para que San Lorenzo ganara el torneo en 1995. Lejos de los flashes, a los 59 años la pelea como puede y es panelista en un programa deportivo y DT de un equipo amateur en un intercountry. Sueña con regresar a Boedo: “Me pondría a pintar la cancha con tal de volver al club”.

El Gallego González comparte un rato con su nieto. (Foto: Instagram personal)

“¿Qué hago ahora?”, fue la primera pregunta que se hizo el Gallego Esteban González, el día después de dejar el fútbol en 1997. Pasaron 24 años, sus épocas doradas quedaron, con el tiempo, manchadas por las telarañas del recuerdo. No encuentra su lugar en el ambiente profesional y se la rebusca como columnista de un programa de radio y como DT de un equipo de intercountry.

“Se siente el cambio. En mi etapa de futbolista a mí me encantaba ir a los programas, hacer notas, sacarme una foto, salir a bailar. Todo eso me encantaba... pero un día se termina”, le cuenta a Toda Pasión (TN) el ex delantero de San Lorenzo y Vélez, entre otros equipos. Desde entonces nunca ocultó sus dificultades económicas y sus toboganes emocionales. A los 59 años, ya con nietos, dice: “La heladera en casa la llena mi mujer... es complicado cuando te falta el morfi”.

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El dolor está, es difícil ocultarlo. Cada puerta que se cierra es una estocada que se clava más profundo y la sensación de ‘ya no ser’ es difícil de asimilar. Con consecuencias muchísimo más graves, el Morro García, delantero uruguayo de 30 años, se suicidó inmerso en una fuerte depresión y sin lugar en Godoy Cruz. “Nunca se me cruzó por la cabeza tomar una decisión así. Me parece que mi familia no se merece tener ese sufrimiento y sea como sea hay que pelear”, aclara el autor del inolvidable gol de cabeza en cancha de Rosario Central, que sirvió para que el Ciclón se consagrara campeón del Clausura 1995 y acabara con una sequía de 21 años sin títulos.

-Siempre dijiste que te costó mucho asimilar el retiro. ¿Por qué?

-Nadie se ocupa del futbolista cuando deja de jugar, a nadie le interesa. Y muchas veces el futbolista tampoco se prepara. Si tuviste la posibilidad da ganar dinero o dejar una actividad armada es una cosa. Yo no hice mucha plata con el fútbol. Lo que gané me alcanzó para comprar mi casa y el auto. Y tenía que seguir rebuscándomelas para producir dinero. Se me complicó porque yo no estudié, no tengo una preparación para hacer otra cosa. Y te da bronca cuando no tenés para llenar la heladera, es difícil.

-¿Te faltó previsión en tu etapa como futbolista para afrontar el día después?

-Uno es jugador y piensa que va a serlo para siempre. Juega bien, hace goles, tiene buen sueldo, cambia el auto. Y de repente a los 35 años sos un viejo. A los chicos que están dando sus primeros pasos les diría antes que nada que tienen que estudiar, aprender idiomas. Tienen que aprender algo, prepararse para el día de mañana, además de invertir bien la plata que hoy ganan. Porque después, la plata se termina, cuando dejás de jugar ya no se gana más plata por mes. La carrera del futbolista pasa muy rápido.

Surgido en la divisiones inferiores de Ferro, el Gallego González hizo su presentación en la primera del conjunto de Caballito en 1982. Campeón ese mismo año y en 1984, tuvo su paso por Deportivo Español y luego en Málaga de España. En 1990 regresó al país para jugar con Vélez, con el que ganó el Clausura 1993 y formó parte del plantel que ganó la Copa Libertadores 1994, aunque él se fue luego de los octavos de final para defender los colores de San Lorenzo. Allí ganó el mencionado título del ’95 con un gol que jamás olvidará. En 1996 fichó con Quilmes y, un año más tarde, decidió que ya era tiempo del retiro.

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“Mi apoyo es la familia. Yo a veces sufro, lloro, me angustio, me duele... pero trato de salir adelante”, confiesa el ex delantero, que -ya como ex futbolista- tuvo un empleo en San Lorenzo hasta que la dirigencia encabezada por Marcelo Tinelli y Matías Lammens lo echó tras realizar dos presencias en peñas de hinchas azulgranas. Y llegó de nuevo la pregunta: “¿Y ahora qué?”

Cerrar una etapa de manera pacífica y armoniosa requiere de mucha preparación. El psicólogo deportivo Pablo Pécora le explicó a Toda Pasión: “Es difícil para un jugador afrontar la decisión del retiro. Siempre hay que construir en simultáneo un plan de futuro alternativo. Por lo menos estimular eso en distintas charlas que los clubes deberían implementar”. Luego, completó: “Es fundamental trabajar en una desvinculación laboral planificada desde antes de su retiro. Los jugadores pueden formarse como futuros técnicos o aprender, estudiar, invertir en algo específico. Convengamos que es un retiro de gente muy joven”.

El Gallego González tenía 35 años cuando se retiró del fútbol.

-¿Pudiste buscar ayuda con profesionales?

-Nunca realicé terapia. Siempre me dijeron que me haría bien, pero todas las cosas las hice yo por mi cuenta. Nunca busqué ayuda, tal vez estaría bueno hacerlo, es como que me cuesta. Le contaría un poco mi historia, pero no soy de pensar de que me puedan ayudar o solucionar el problema, creo que los tengo que solucionar yo.

-Es importante hablar a tiempo...

-Claro. En el último tiempo, dos chicos tomaron la decisión de suicidarse por quedar libres en sus equipos [Leandro Latorre -18 años- y Alexis Ferlini -19 años-]. Hay que ayudar a los pibes también. Si ves que hay pibes que toman esa decisión por no poder jugar más al futbol, algo hay que hacer: buscar gente como nosotros, que haga charlas, motivadoras, de la vida, de lo que vivimos. No damos consejos, pero si está haciendo algo mal se lo digo.

-¿Te arrepentís de algo?

De haberme separado de mi mujer durante un año en el 2000. Estuve un tiempo alejado y por suerte volví con ella. Hoy cumplimos 32 años de casados, ella un ángel, es la mujer de mi vida. Es lo único de lo que estoy totalmente arrepentido.

-¿Qué le aconsejás a los jóvenes que están comenzando su carrera como futbolistas?

-Que tienen que aprovechar los momentos. Tienen que disfrutar lo que tienen sin perder de vista que la carrera del jugador es corta. Después, cuando te retiras, se hace difícil, es remar en dulce de leche: ya no te llaman, no te saludan tanto, ni te invitan a los programas. Les contaría las cosas que yo hice mal para que no las repitan.

-¿Y qué cosas hiciste mal?

-Yo, por ejemplo, me compré 19 autos en 16 años de carrera... una locura. Esas cosas no se tienen que hacer.

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Su abrupta salida de San Lorenzo

El Gallego González trabajó dos años en las inferiores de San Lorenzo. Durante esa época se firmaron los contratos de Walter Kannemann, Tito Villalba y Ángel Correa, entre otros. Con el cambio de dirigencia, Marcelo Tinelli y Matías Lammens lo enviaron a trabajar en infantiles. “Ahí iba a sacarme foto con los padres. Lo hacia porque era lo único que tenía, cobraba un sueldo que no era mucho”, dice el Gallego.

-¿Y qué pasó entonces?

-Un día me invitaron a ir a dos peñas y les pedí 14 mil pesos para cubrir el tema de los viáticos y porque además me iba en Semana Santa, tenía que quedarme ahí cuatro días. Fui y vendieron una gran cantidad de entradas. Además, llevé una camiseta firmada por todo el plantel y la rifaron. Solo con las rifas recuperaron la plata que me pagaron. Pero cuando volví al club, me llamaron de recursos humanos y me comunicaron que estaba despedido.

-¿No pudiste aclarar la situación?

-Nunca supe quién tomó la decisión, no pude hablar con los dirigentes. Lo que yo hice fue algo normal, que lo hacen todos: cobrar por una presencia. Incluso les dije que si consideraban que no estuve bien lo que hice, yo donaba la plata para comprar pecheras y cosas para los infantiles, pero me echaron. Eso me dolió mucho, me afecto mucho. Sentí que me usaron. La verdad no se portaron bien. A Marcelo Tinelli lo conozco desde los 9 años, de San Telmo, me pareció que no me merecía eso. Nunca más me hablaron.

-Si te llamaran para trabajar en el club otra vez, ¿aceptarías?

-Sería un sueño volver. Una vez cuando me preguntaron de qué me veía trabajando en el club, yo respondí ‘Si querés me pongo el buzo con el escudo de San Lorenzo y me pongo a pintar la cancha´. Es lo que siento por San Lorenzo, haría lo que fuera por trabajar ahí.