8 de julio de 2024

Santa Fe 24 Horas

Portal de Noticias

Gastón Pauls: "Si no ponemos un poquito de amor y piedad es imposible avanzar"

Gastón Pauls está atravesando un gran momento y eso se deja ver en su serenidad y apertura en la charla. No solo es un apasionado de todo lo que hace, sino que tiene una comprensión profunda del mundo, sabe que el simple hecho de vivir el presente, le permite transformarlo de manera creativa hacia donde sea que su corazón lo guíe.

Este año el actor estrenó "Lennons", una comedia situada en 1980, dirigida por José Cicala donde se pone en la piel de Guillermo Canelón, un excéntrico buscavidas que logra persuadir a un productor musical (Luis Machín) para financiar un concierto de John Lennon en la Argentina, afirmando ser íntimo amigo del artista. Canelón orquestará una estafa épica junto a Norberto (Javier Parisi) quien luce igual al icónico músico británico.

–En la película se ve algo muy lúdico entre el mundo real y el onírico, ¿qué fue lo que te atrapó de la propuesta?

–En realidad para mí fue un juego, me divertí un montón. Cuando leí el guion me pregunté cómo íbamos a llevar adelante ese delirio. Es superbizarro y tuvimos que crear ese mundo, que por momentos se vuelve medio infantil, de hecho, creo que es una peli para chicos, donde no sabés bien cómo aparecen David Lebón y Nito Mestre (risas).

Me di el lujo de cantar, me tiré a la pileta sin prejuicio de nada, me sumergí en la locura de un tipo que habla con la “s” en lugares que no van: “Johns”, “Lennons”, “Norbertos” y nadie le dice nada, no resiste análisis. Si alguien tiene los huevos para escribir eso, divertirse y llevarlo adelante, yo también.

Fue un juego absoluto, ese que solo puedo ver en lo más puro de mis hijos o sobrinos, cuando de verdad juegan y se creen reyes, fantasmas o lobos. Lo que más me preocupaba de la película era evitar los juicios, el mayor desafío fue no estar pensando qué iban a decir. Estoy en un momento en el que quiero disfrutar, buscando y creando tranquilo, eso ya es todo un premio.

–¿Encontraste en la no crítica una herramienta?

–Trato de llevar adelante, casi como un mantra, la frase: “El que esté libre de pecados, que tire la primera piedra”. Como sociedad estamos constantemente señalando la paja en el ojo ajeno, cuando nosotros tenemos una viga en el nuestro. Ni hablar con el tema de las redes, donde cualquiera dice lo que se le ocurre del otro.

Para mí es todo lo contrario, es un ejercicio diario que hago y tampoco sé si está bien, pero intento compartir esa manera de interpretar la realidad con mis hijos y con la gente que me quiera escuchar. Sobre todo en este momento de la humanidad en el que estamos todos mareados por información del bien, del mal, de la derecha, de la izquierda, con el auge de la posverdad, donde ya no sabemos qué es mentira y qué no. Creo que si no ponemos un poquito de amor y piedad es imposible avanzar.

–Cada vez más personas están expresando que ya no pueden más.

–Totalmente, es algo que tristemente está ocurriendo mucho, pero dentro de todo tiene su parte buena, porque hay un montón de gente reconocida mundialmente que está diciendo: “A pesar de este éxito, de los millones de discos que vendo, de todos los miles de dólares que gano, no puedo salir al escenario o a la calle”.

Eso es positivo entre comillas, porque está saliendo a la luz algo que antes estaba vedado, que nos pasa a todos y tiene que ver con la salud mental, los ataques de pánico, la depresión, el miedo, la psicosis.

–Dedicás gran parte de tus energías a ayudar a otros, ¿cuál es el tiempo o la actividad que tenés para vos? ¿Dónde encontrás tu equilibrio personal?

–Es difícil, todavía lo estoy descubriendo. Entré en un loop en relación a lo que hago que no está bueno. Para que te des una idea, un viernes cuando sale Seres libres recibo mil mensajes, literal, y son todos hablando de suicidio, sobredosis, gente que no puede salir de su casa y eso me pone en un lugar muy difícil, porque quiero contestarles a todos, pero matemáticamente es imposible y me duele, porque esos 200 o 400 a los que no les pude responder, por ahí fue el único intento que hicieron. Tuve que aprender a decir: “No puedo”.

Terminé entendiendo que si ayudo a mil personas, pero no ayudo a mis hijos o a mí mismo, que es con quienes convivo 24 horas al día, nada de esto tiene sentido. Estoy tratando de dosificar eso y de disfrutar lo máximo posible las cosas que me hacen bien, como quedarme en casa mirando el cielo por la ventana o acostarme con mi hijo en el living buscando sombras en la pared, esa es la nafta del asunto.

DE BARRABRAVA A LA ACTUALIDAD

–"Barrabrava" tuvo mucha repercusión y ganó tres Premios Cóndor, incluida mejor serie dramática, ¿habrá una segunda temporada?

–Se está definiendo, espero que sí. Le fue superbien acá y afuera, pero aun así, no sabemos, lo tiene que decidir la plataforma. Yo soy recontra crítico de las cosas que hago y "Barrabrava" está bien hecha, bien contada, bien actuada y el laburo de arte es genial.

Soy fanático del fútbol, voy a la cancha desde que tengo uso de razón, me acuerdo que estábamos filmando una escena y tenía que caminar en una locación que simulaba ser la entrada a la cancha y el ambiente que habían recreado, la idiosincrasia, el olor a hamburguesa y choripán, me hizo sentir que estaba yendo a ver un partido de verdad. Creo que ese tipo de cosas el público las percibe.

–Tu personaje, César, atraviesa muchos infiernos, tiene escenas muy jugadas.

–Sí, entre otras cosas, mi personaje tenía que tomar merca y yo sabía que iba a saltar gente con el dedo acusador diciendo: “Pero ¿cómo?, este tipo dice que no y lo hace”. Para mí realmente fue una movida, porque tenía que meterme un polvito blanco en la nariz, si bien era vitamina, tenía que hacer esa acción, pero me propuse no entrar en esa frecuencia.

Una de las razones por las que dije que sí, más allá de que la historia era buenísima, fue porque si ves el arco de mi personaje, te das cuenta de que termina perdiendo todo: familia, club, poder, raciocinio. No había una apología y me parecía interesante que se contara también, a través de una ficción, que con la merca sí o sí perdés.

–¿Hay alguna otra cosa en la que estés trabajando actualmente?

–Creo que hay un gran laburo como sociedad para hacer con la orfandad en todo sentido, no solo con los pibes de la calle que no tienen quién los cuide, sino en relación a la búsqueda de amor que nos inunda a todos. Esa orfandad que muchas veces sentimos los humanos en relación a no saber qué hacer con nuestras vidas o ese afán de encontrar a alguien que nos contenga.

Estamos todavía esperando que líderes políticos nos digan cómo vivir, los Beatles decían: “Todo lo que necesitas es amor”. Quiero intentar hacer una búsqueda real, no sé muy bien cómo todavía, pero profunda, para no sentirnos huérfanos y darnos cuenta de que estamos en consonancia con algo más grande que nos contiene a todos.

Por Carolina Barbosa para El Planeta Urbano