El trágico final de Elsa Serrano: la diseñadora que vistió al poder y murió en un incendio
Fue un ícono de la moda en los ‘90 y la preferida de primeras damas y famosas, tanto en la Argentina como internacionales. Hace tres años, una falla técnica provocó una catástrofe en el departamento donde vivía, en el barrio de Retiro.
El miércoles 16 de septiembre de 2020 a las 22:45 un incendio que se desató en un departamento del tercer piso del edificio ubicado en la calle Maipú al 900, en Retiro, apagó paradójicamente la vida de Elsa Serrano, la diseñadora que fue un ícono de la moda de los años noventa, vistió a celebrities y primeras damas, y terminó en la quiebra con la crisis del 2001.
Horas después de que los Bomberos encontraran al controlar las llamas un cuerpo carbonizado en el interior del domicilio, llegó la dolorosa confirmación de los familiares que fueron a hacer el reconocimiento a la Morgue Judicial. Elsa Serrano había muerto a causa de una asfixia por inhalación.
Según la autopsia, tenía quemaduras parciales en el cuerpo, las manos y la ropa y presentaba el “signo de Montalti”. Sobre esta última particularidad, una fuente cercana a la causa explicó en aquel momento al periodista Ignacio González Prieto: “Tenía depósito de aire en la vía aérea. Ella seguramente estaba descansando o en otra actividad, el departamento se llenó de humo y consumió el monóxido de carbono, que estaba presente en la sangre también”.
Un cortocircuito fatal
Más tarde, el resultado de las pericias reveló que en el departamento que ocupaba la diseñadora hubo un “desperfecto en el aire acondicionado” que generó un cortocircuito, que por “goteo” prendió fuego el colchón y el cuarto.
“A pesar de que el escape hubiera sido sencillo, (Elsa) no pudo hacerlo. Puede que porque hubiera estado muy dormida”, expresaron los investigadores a los medios, en relación al trágico final que tuvo la modista. La calificación del expediente a cargo del fiscal Sebastián Fedullo fue “muerte en ocasión de estrago”.
De Italia a Buenos Aires
Elsa tenía 9 años cuando llegó a la Argentina con su familia desde Calabria, Italia, tras un viaje de 21 días en barco. Era el 7 de diciembre de 1955, no hablaba ni una palabra en español y entonces su apellido tampoco era Serrano, sino Romio.
A los 19 años se casó, pero pasaba mucho tiempo sola debido a que su marido solía viajar con frecuencia por trabajo, y fue así como Elsa Romio se buscó su propia ocupación: compró un local en el barrio porteño de Belgrano y lo transformó en su primera boutique, donde vendía ropa importada.
Al borde de los 30, tras una década de matrimonio, Elsa se separó de su primer esposo y conoció a Alfredo Serrano, un empresario textil mayor que ella y soltero que le vendía tela, que durante un año entero se dedicó a conquistarla. Y lo consiguió. La diseñadora se casó por segunda vez, fue mamá dos veces más - ya tenía una hija de su primer matrimonio - y adoptó el apellido de su flamante marido.
Elsa Serrano le hizo el vestido a Susana Giménez para su boda. (Foto: gentileza Revista La Semana)
El artículo 1015 y el éxito de Elsa Serrano
Elsa y Alfredo empezaron también a trabajar juntos en marzo del ‘75, cuando volvieron de su luna de miel por Europa. Sucedió que a ella no le gustaban las camisas que hacía su marido y se decidió entonces a involucrarse en los diseños, pero también aprovechó para darle otro uso a esas telas que se había llevado del taller.
La diseñadora hizo un vestido con lunares, cuello blanco y una camela roja, y se lo entregó a lo vendedores que recorrían el interior del país para vender las telas. “El representante de Córdoba me dijo que era horrible, porque se parecía a la ropa que usaban, en esa época, las mucamas. Fue muy discriminador ese comentario”, recordó Elsa tiempo después, en una entrevista con los medios.
Norma Aleandro en la entrega de los Premios Oscar 1986
Ese vestido era el artículo 1015 y, pese al recelo del vendedor, resultó ser un éxito. A tal punto fue así, que a partir de ese momento le dieron libertad a Elsa Serrano para diseñar lo que quisiera y un año después produjo su primer desfile. A partir de allí, la fama fue un camino de ida para la modista.
La elegida
Sus trabajos la convirtieron en la preferida de las celebrities de Argentina y también del exterior, pero vistió también al poder. Elsa Serrano fue la diseñadora oficial de la esposa de Raúl Alfonsín y las mujeres de varios funcionarios de su gobierno, y en los ‘90 la llamaron para vestir a Zulemita Menem, que oficiaba de Primera Dama al lado de su padre (el expresidente Carlos Menem).
Serrano fue la diseñadora oficial de Zulemita Menem, cuando oficiaba de Primera Dama de su papá. (Foto: gentileza archivo Tea y Deportea)
También confeccionó el vestido que la reconocida actriz Norma Aleandro llevó a la entrega de los premios Oscar cuando ganó la película La historia oficial. Le hizo el vestido de novia a Susana Giménez cuando se casó con Huberto Roviralta y a Claudia Villafañe cuando lo hizo con Diego Maradona.
Mirtha Legrand, Amalia Lacroze de Fortabat también vistieron sus modelos, pero Elsa, además, se dio el lujo de vestir a figuras internacionales tales como Gina Lollobrigida, Sofía Loren, Joan Collins, Catherine Denueve y la bailarina rusa Maya Plisetskaya.
Aquella nena que casi cinco décadas antes había llegado con sus padres y sus 10 hermanos al país en busca de un futuro mejor, construyó un imperio y vivió rodeada de lujos hasta que la crisis del 2001 la dejó en la quiebra.
La caída del imperio
Por la misma época que colapsaba la economía argentina, Elsa se divorció de su segundo marido. Las deudas se volvieron impagables y le decretaron la quiebra. Elsa perdió su empresa, tuvo que rematar la mansión de la calle Mansilla en la que vivía y aprender a vivir, nuevamente, con lo justo.
Años después, en una entrevista con el periodista Jaime Bayly habló de su situación sentimental y atribuyó la separación a un exceso, tal vez, de trabajo. “En esa época no medía las cosas, tanto viaje... solo medía que mi trabajo fuera un éxito”, dijo la reconocida diseñadora.
En otra entrevista, la mujer que nunca se dio por vencida, habló también de cómo vivió la caía de su imperio: “El día que cerramos la casa de Mansilla, el 19 de julio de 2001, tenía mucho trabajo. Estaba con seis o siete vestidos de novia y preparándome para septiembre. Entonces, tuve que llevar esas cosas a mi departamento y mi baño se convirtió en el probador. No me sentí tan mal. Pensé que iba a ser peor. Después del remate se terminaron los problemas legales. Fue un golpe duro, pero, aquí estoy”.
Roxana, Soledad y Belén, las hijas de Elsa Serrano. (Foto: gentileza Revita Hola)
El final
En los últimos tiempos antes de su muerte, Elsa Serrano había vuelto a acercarse al ambiente artístico y a los medios a través de su participación en el programa Corte y Confección, conducido por Andrea Politti (eltrece).
Pese al subibaja que había sido su vida, ella misma decía que como canceriana que era, le encontraba lo positivo a todo. Ya sin tantas obligaciones laborales ni viajes que la llevaran por otros rumbos, Elsa volvió a ser dueña de su tiempo y pudo disfrutar de sus tres hijas y sus nietos.
En la misma nota con El Nueve, la diseñadora reconoció que le tocaron atravesar épocas muy negras, pero afirmó que al mismo tiempo fue muy feliz. “Dios nos da con una mano y nos quita con otra”, expresó.
Por Luciana Soria Vildoza / TN Sociedad