Cuando finalizaba 2024, la mayor fabricante de vidrio de la Argentina publicaba un reporte en donde anticipa que 2025 sería un año «complicado» para sus operaciones.
El informe, elaborado por el directorio de Rigolleau, tenía en cuenta que su último cuadro de resultados había arrojado cifras negativas debido a una sostenida caída de sus ventas generada por la situación de la economía local.
De hecho, las ventas que acumuló durante el primer ejercicio de este año por algo más de $23.755 millones mostraron una disminución del 30% respecto del mismo periodo del año anterior.
Es más, sus resultados mostraron una pérdida de $1.084 millones contra una ganancia de $641 millones en el mismo lapso que fue producto de la acumulación de los efectos de la inflación sobre el costo de ventas, por efecto del ajuste inventarios, que disminuye el margen bruto.
La empresa, surgida de la idea de un inmigrante francés que llegó a la Argentina en 1870, actualmente es considerada como la cadena de cristalería más famosa del país.
Escenario complejo para el mayor fabricante de vidrio
Sin embargo, desde hace ya dos años viene transitando por una situación financiera compleja que sus ejecutivos adjudican a los períodos de crisis que acumula la economía doméstica.
La compañía es también una de las principales fabricantes de botellas a nivel nacional, además de contar con líneas de productos para el hogar, con vasos, copas y vajillas; envases a las principales alimenticias y productoras de bebidas, medicamentos, cosmética y perfumería del país, y del exterior.
Su grupo controlante es Industrias Integrales del Vidrio S.A., que posee el 73,96% de participación en el capital y los votos, mientras que el resto flota en el mercado de capitales.
En los últimos tres meses, la situación no varió, al punto que, durante el tercer trimestre de este 2025, volvió a mostrar un balance negativo, con un rojo superior a los $4.301 millones que se acumula a la pérdida de $2.666 millones evidenciada en el mismo trimestre pero del 2024.
La empresa sigue siendo castigada por el marcado por un freno en la actividad económica, cuyos indicadores se venían recuperando en los primeros meses de este año, pero que muestran nuevamente un freno preocupante.
Esta situación provocó una considerable caída del volumen de ventas de Rigolleau durante junio y julio pasados, con recuperación en agosto que no alcanzó para mejorar el resultado del trimestre, dada la magnitud de la caída de los meses anteriores.
Rigolleau, complicado por las elecciones
Por lo menos así surge de analizar un documento enviado por el directorio de la compañía a la Comisión Nacional de Valores (CNV), en el cual se explica que «la caída en ventas es la principal explicación del resultado del trimestre frente a los números anteriores y el efecto producido en el balance de cierre de agosto acumulado del año, que ha sido también afectado».
De hecho, el efecto en el margen bruto de esa disminución de ventas fue decisivo para el resultado negativo del tercer trimestre, si se lo compara con trimestres anteriores, teniendo en cuenta que los números de costos y gastos son estables.
De todos modos, los ejecutivos de Rigolleau entienden que «la inercia inflacionaria que nos habían dejado los períodos 2023 y 2024 empieza a tener menos efecto a medida que la re-expresión de partidas se realiza por índices en torno al 2% mensual, provocando una menor distorsión y haciendo más estables y razonables las comparaciones entre los distintos trimestres».
Por otro lado, también admiten que las elecciones de octubre próximo y el ingreso masivo de productos importados para el negocio de hogar, los obliga a reconfigurar sus planes para el resto de este 2025.
Se trata de un dato no menor para el futuro financiero de la compañía si se considera que, que, a partir del cierre de este tercer trimestre, comienza la temporada estacional más alta de ventas que no mostró ratios positivos durante agosto pasado y tampoco en septiembre.
Mejora que no alcanza
Desde la compañía creen que la tendencia alcista deberá comenzar a observarse durante este mes de octubre y noviembre, «por lo cual es razonable avizorar una mejora en los resultados de cierre de año respecto de los expuestos en este balance».
Sin embargo, la cautela sigue primando en la empresa debido a que su negocio se enmarca en un contexto macro muy desafiante, en el que los indicadores de consumo, venta minorista y mayorista y también particularmente los de venta de bebidas y alimentos, no terminan de recuperar lo que se perdió en el primer semestre del año pasado.
Para los ejecutivos de Rigolleau todavía se percibe como necesaria, la formulación de medidas que complementen lo que se ha conseguido a nivel macroeconómico de acuerdo con datos oficiales que permitieron una recuperación de la actividad, en términos generales, respecto al año anterior, que fue el peor momento de la recesión de comienzos del actual gobierno.
«Si estos mismos datos se abren por sector de actividad económica, tanto en los sectores de Manufactura como en Comercio mayorista y minorista (los sectores en los que está nuestra actividad y la de nuestros clientes) se observa claramente que las mejoras de los primeros meses de 2025 son respuestas a la caída del 2024 y aun así no alcanza para recuperar esa caída», advierte la empresa en su informe enviado a la CNV.
Por lo tanto, a nivel macro, sigue conviviendo con el hecho de ser parte de la cadena de valor de algunas de las industrias más impactadas por las decisiones en materia económica de la actual administración del presidente Javier Milei.
La propia actividad de Rigolleau sigue atada al devenir de los indicadores de consumo, actividad supermercadista y mayorista y, en general, de los rubros de bebidas y alimentos que, en su gran mayoría, se encuentran en crisis.
Mayores costos financieros
Si bien las estimaciones son de recuperación, desde la empresa entienden que «queda por delante el grueso del período electoral de medio término y que, puertas adentro, perseveramos en el intento de aplacar los efectos de la recesión, gracias a las medidas de eficiencia que habían comenzado en el ejercicio 2024».
En el mismo sentido, el reporte muestra cómo los resultados operativos de Rigolleau también fueron afectados por los costos financieros, producto en parte de la suba de tasas ocurridas dentro del trimestre por el desarme de las LEFI.
Este evento elevó tasas de 35% a niveles, en algunos casos, superiores a 85% durante el transcurso de dos meses, retornando lentamente a niveles de 45% sobre el final del período bajo análisis.
«Estos costos financieros son también testimonio del esfuerzo que debió realizarse para poder mantenernos competitivos, atender las necesidades de capital de trabajo e invertir en mejoras de eficiencia en costos», se agrega en el trabajo.
También se admite que la unidad de negocios industrial fue la que más variaciones tuvo durante el último trimestre, afectada por los vaivenes de actividad, mientras que la de Productos para el Hogar tuvo un desempeño regular, principalmente golpeada por la apertura las importaciones que, en la empresa, consideran como «definitiva», ya que ingresan productos del exterior «que se comercializan a precios muy competitivos».
En ese sentido, sus ejecutivos admiten estar estudiando una serie de acciones para poder recuperar ventas dentro de este contexto de competencia creciente.
«Prevemos un último trimestre del año donde se hace difícil pronosticar resultados, debido a la evolución de las medidas económicas adoptadas y al siempre desafiante panorama de los años electorales», añade el paper.
Profundizar la competitividad
Teniendo en cuenta este panorama, desde la empresa entienden que la estará en conseguir las ventas que han sido proyectadas sobre un escenario muy realista, tomando ventaja de las medidas de ajuste adoptadas durante el ejercicio anterior y, de esta forma, construir un equilibrio que les permita transitar más sólidamente un camino de transformación necesario para poder competir en una mayor variedad de escenarios y resistir mejor un contexto siempre cambiante.
«Entendemos que, aun en el contexto descripto y gracias a nuestro equipo de management y los modelos de gestión utilizados para toma de decisiones, podremos recuperar una parte del resultado actual y seguir acompañando a nuestros clientes, tanto a nivel local como externo», anticipa el informe a modo de conclusión.
Para los ejecutivos, dicho escenario los obligará a «continuar en el camino ya iniciado de búsqueda de competitividad en costos y de encontrar aspectos diferenciales en nuestros modelos de negocios para explotarlos frente a nuestros clientes locales e internacionales, frente que requerirá de toda atención a fin de presentar una oferta que pueda ser asequible para nuestros clientes, sobre todo en el caso de Brasil».