Afectado por la merma en un consumo que recién ahora comienza a mostrar signos de recuperación, y a partir de una escala de costos que también dejó de subir en los últimos meses, el segmento lácteo llega a esta instancia con varias empresas en una situación productiva y financiera por demás dramática. Durante la primera parte de 2025, compañías como ARSA, dueña de marcas por demás de conocidas como Yogs y Shimy, frenó por completo su producción por varios días, mientras que su similar La Lácteo sufrió la pérdida de proveedores, una caída en la comercialización sumamente pronunciada, y la merma en los fondos para cubrir los salarios. Pero, sin dudas, Lácteos Verónica, SanCor y Lácteos Vidal se ubican a la cabeza de las lecheras que arrastran los inconvenientes más pronunciados y, por distintos condicionantes, bordean el precipicio de la quiebra.
Si bien cada caso presenta características particulares, con factores y variables que golpean a cada empresa de un modo diferente, estas últimas compañías coinciden en arrastrar un nivel de caída comercial que acumula años, un contexto de sindicalismo feroz que determina la productividad y, en más de un caso, un endeudamiento que complica cualquier posibilidad de recuperación inmediata.
Lácteos Verónica: parate operativo total
Entre esos tres nombres, el de Lácteos Verónica viene mostrando una visibilidad mediática y social cada vez mayor a partir de un parate operativo total que, entre otras cuestiones, mantiene al borde de la extinción al menos 700 empleos directos. De hecho, y tal como detalló iProfesional, en los últimos días la compañía quedó en el centro de la controversia tras presentar un plan de achique que incluso acota el pago de salarios e indemnizaciones.
Casi al cierre de julio, la compañía presentó un plan de achique que, en el marco del Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), apunta a reducir su estructura de un modo dramático. En audiencia reciente vía Zoom con la Secretaría de Trabajo nacional y delegados de los empleados de la láctea y el gremio ATILRA, los representantes de la firma propusieron despedir a 210 personas, suspender a otras 200 por el plazo de dos meses, además de abonar sólo el 75% de cada salario.

La empresa señaló que su negocio decayó fuerte por el menor consumo de lácteos y el incremento de los costos operativos. Sin embargo, el Gobierno rechazó estos argumentos y exigió que Lácteos Verónica presente documentación que valide los argumentos que la firma viene enarbolando para promover los recortes de personal.
En cuanto a la posición de la firma, desde Lácteos Verónica se acercó un comunicado donde se aseguró que «la crisis que atraviesa la empresa está relacionada de manera directa con lo que ocurre en el sector lácteo en Argentina».
Y se detalló: «Caída en la producción (un 7% en 2024) descenso en el consumo (una baja del 9.7% en el mercado interno en 2024), aumento de costos (contexto inflacionario de los últimos 10 años), cadena de valor poco competitiva y concentración del mercado. Esto se ve potenciado por la imposibilidad de acceder a financiamiento a tasas razonables de interés».
Según Lácteos Verónica, la firma pasó de producir 800 mil litros diarios a solamente 180 mil, «generando así una importante capacidad ociosa que impacta de manera directa en las finanzas de la empresa lo que la llevó a vender su inmueble central y a tomar decisiones drásticas sobre su estructura, razón por la que sus autoridades presentaron un acción para sostener la operación y evitar su cierre».
A la par de estos aspectos negativos, la firma mantiene una deuda con proveedores que la sitúa al borde de la quiebra. En concreto, y según pudo comprobar iProfesional, la compañía acumula 2.497 cheques rechazados por falta de fondos sólo en lo que va del año. Y, por efecto de esa misma emisión de papeles sin respaldo, la compañía debe más de 7.545 millones de pesos.
Según pudo chequear este medio en la base de deudores del Banco Central (BCRA), la firma sólo ha cubierto hasta el momento poco más del 11.2% de los cheques que emitió este año. De un total de 2.737 cheques girados durante 2025, la empresa en cuestión abonó apenas sólo 240.
SanCor y la tercerización para sobrevivir
Por el lado de SanCor, la unión de cooperativas ha perdido tanta capacidad de procesamiento de leche que ya no figura entre las compañías que rankean en el segmento doméstico de los lácteos. Todo un indicador del ocaso que transita uno de los emblemas históricos de la lechería nacional.
La compañía suma casi un mes de cese total en la entrega de productos propios y la toma de pedidos. La ausencia de yogures, leches y quesos de la marca es confirmada por supermercados y mayoristas, que asumen que la compañía bordea la quiebra.
Al mismo tiempo, un informe reciente presentado por la comisión que atiende el concurso preventivo en el que se encuentra la lechera da cuenta de sueldos impagos por varios meses y un presunto fraude por retención indebida de aportes, recibos apócrifos y salarios que no se ajustan a las categorías del sector.

La desaparición de SanCor de las góndolas y heladeras viene siendo aprovechada por compañías como La Serenísima, que mantiene firme su ritmo de distribución. Según los comerciantes, la última entrega de productos que llevó a cabo la firma en crisis correspondió a quesos pategras, duros y corazón de horma.
A esta caída en la presencia comercial se suma la difusión de un informe crítico efectuado por el Comité Provisorio de Control referido al Concurso Preventivo de Sancor Cooperativas Unidas Limitada (CUL), el cual se viene llevando a cabo en los juzgados de Rafaela, en la provincia de Santa Fe.
El documento en cuestión señala que la compañía aún debe parte de los salarios de marzo de este año, y la totalidad de los haberes correspondientes a abril, mayo y junio, además de incumplir con el pago del medio aguinaldo.
En concreto, SanCor acumula una deuda por sueldos sin saldar del orden de los 7.000 millones de pesos. En simultáneo, la firma debe otros $10.000 millones por falta de pago de las cuotas relacionadas con la mutual, la obra social y el sindicato que integra a los trabajadores del sector.
La mayor parte de la deuda de la unión de cooperativas se corresponde con los fondos IGG y BAF Capital, con sedes en los Países Bajos, y Sancor Seguros.
La empresa sólo se mantiene a flote a partir de los acuerdos para producir para terceros que abrochó en las últimas semanas. En concreto, la unión de cooperativas firmó entendimientos para destinar la labor en parte de sus plantas a la elaboración de lácteos para las compañías Elcor, Delpack y La Delfina.