28 de septiembre de 2024

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Día Internacional de la Cerveza: por qué se celebra el 4 de agosto y cómo festejarlo

Esta efeméride surgió en un pequeño bar de Estados Unidos para homenajear a una de las bebidas más aclamadas a nivel mundial.

Este 4 de agosto es el Día Internacional de la Cerveza, una celebración que se originó en un pequeño bar de Santa Cruz, una localidad ubicada en el estado de California, Estados Unidos. El festejo, que comenzó como una convocatoria exclusiva para los clientes, fue tan bien recibido que se propagó por todo el mundo y se lleva a cabo el primer viernes de este mes.

Cabe recordar que en 1566, los frailes del Convento de San Francisco de Quito, en Ecuador, elaboraron la primera cerveza de Sudamérica, al menos desde que se tiene registro. Una curiosidad es que más de 450 años después, en 2022, un investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Javier Carvajal, logró revivir esta histórica bebida.

Mediante un arduo trabajo, Carvajal pudo recuperar la levadura utilizada en su fermentación y recrear el producto original al estilo del siglo XVI. Con una sonrisa en el rostro, el experto le dijo a la agencia EFE: “Hay que beberse la historia”.

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La particular historia de la cerveza en Santa Fe

Otto Schneider llegó en 1906 y creó la cerveza que lleva su apellido en 1932 tras alejarse de su primer emprendimiento.

La tradición cervecera empezó a cobrar fuerza en la Argentina producto de la inmigración europea del siglo XIX. Los recién llegados traían sus recetas desde el viejo continente e intentaban cautivar a los consumidores locales. Uno de ellos fue Otto Schneider, nacido en Prusia Oriental, quien arribó al país en 1906. El joven de por entonces 34 años había aprendido el oficio por parte de su padre, Julius, que manejaba una cervecería en su ciudad natal.

Otto Schneider en su patio cervecero "Recreo Schneider"

Otto Schneider (segundo de izquierda a derecha), disfrutando en una mesa de su propia cerveza

Otto hizo sus primeras armas en la cervecera San Carlos, sin embargo observaba un problema en la producción. La compañía gastaba mucho trayendo el agua del Paraná, que, según él, tenía una calidad similar a la que se encontraba en grandes centros cerveceros mundiales, como Plzen, en República Checa. Por eso, en 1911, junto a un grupo de inversores, fundó la Cervecería Santa Fe cuya fábrica estaba a pocos metros de uno de los brazos del río.

Al año siguiente iniciaron la producción con Schneider como maestro cervecero. Pero una decisión del resto de sus socios culminó en su alejamiento de la empresa en 1931. Según relatan Luciano Alonso, Luisina Agostini y José Larker en la biografía del emprendedor, los Bemberg, dueños de Quilmes, habían realizado una oferta para quedarse con la firma. La operación fue aprobada a pesar de la negativa de Schneider. Entonces decidió emprender en solitario.

El nacimiento de Schneider

Adquirió un terreno y ahí construyó su fábrica donde poco después produjo la cerveza que lleva su apellido. "La oposición entre la empresa de Otto Schneider y la Cervecería Santa Fe que pertenecía al conglomerado de Quilmes no sólo era un elemento sentido por los dirigentes y trabajadores de las fábricas, sino que también se trasladó al conjunto de la ciudad. Revuelta llega a decir que la división era análoga a la de las hinchadas de los clubes Colón y Unión. Los bares y choperías pasaron a vender la Santa Fe o la Schneider en forma exclusiva", detalla la publicación.

A su vez, Otto es reconocido dentro de la industria por haber instalado algunas tradiciones europeas en el país, como el patio cervecero Recreo Schneider que se volvió popular en el siglo XX. También es considerado el inventor del liso, un vaso pequeño que, indican, conserva mejor la temperatura, aroma y sabores de la cerveza al tomarla.

Proyecto final y nuevos dueños

El último proyecto del fundador al frente de la empresa fue la cerveza especial Schneider lanzada en 1945. Se trataba de un producto premium que le permitió insertarse en el mercado de Buenos Aires. Otto se desvinculó a fines de los 40, le cedió su lugar a su hijo, Rodolfo, y murió en 1950.

La cervecera continuó en pie hasta su declive en los 70. Las deudas y caída en las ventas propiciaron su venta a Cervecería Santa Fe en 1979. Esta compañía luego pasó a manos del gigante chileno CCU en 1995 como parte de su estrategia en el mercado argentino.

El holding optó por poner un pie en el país a través de la adquisición de marcas regionales, como Santa Fe y Córdoba (1998). Asimismo, apostó por una marca de renombre internacional, como Budweiser, como carta de presentación. Hoy Schneider continúa dentro de su portfolio de cervezas que incluye también a etiquetas de la talla de Imperial, Heineken, Grolsch, Amstel y Miller.