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Día del Respeto a la Diversidad Cultural: por qué se celebra hoy, 12 de octubre

El concepto de “raza” empezó a cuestionarse en la segunda mitad del siglo XX: todos los humanos pertenecemos a la misma especie, por lo que resulta ofensivo y discriminatorio utilizar el concepto de raza. En las últimas décadas casi todas las naciones latinoamericanas decidieron conmemorar cada 12 de octubre la resistencia indígena, la interculturalidad y la plurinacionalidad.

El decreto 1584, firmado en 2010 por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, fue un primer acto de justicia luego de 518 años de oprobio para los pueblos originarios.

“[…] se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, queriendo destacar y rememorar las muertes de los pueblos originarios y dotando a dicha fecha de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos”.

Así se estableció el 12 de octubre como Día del Respeto a la Diversidad Cultural en Argentina, a fin de reivindicar la importancia de la diversidad cultural y del diálogo intercultural, enmendando otro decreto presidencial de 93 años atrás, cuando en 1917 Hipólito Yrigoyen impuso esa fecha como feriado nacional en conmemoración del “Día de la Raza”.

Al respecto, el concepto de “raza” empezó a cuestionarse en la segunda mitad del siglo XX, luego de los horrores de la guerra mundial y el holocausto nazi. En 1964, Unesco aprobó un documento que, entre otros aspectos, señala que como regla general, los grandes grupos étnicos se extienden por vastos territorios que engloban pueblos diversos por su lengua, su economía, cultura, etcétera y que “ningún grupo nacional, religioso, geográfico, lingüístico o cultural, constituye ipso facto una raza; el concepto de raza entraña únicamente factores biológicos”. En síntesis, todos los humanos pertenecemos a la misma especie, por lo que resulta ofensivo y discriminatorio utilizar el concepto de raza.

Un genocidio ignorado y sus “daños colaterales”

La llegada de Cristóbal Colón a América el 12 de octubre de 1492 no sólo significó el “descubrimiento” de un nuevo continente sino también el inicio de tal vez el mayor genocidio de la historia de la humanidad.

De acuerdo a investigaciones del prestigioso antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (1922-1997), cuando los conquistadores españoles desembarcaron en tierra americana, la población nativa rondaba los 70 millones de personas.

Desde entonces, el exterminio de la población lugareña fue casi total, “tanto en las condiciones infrahumanas en las que fueron tratados los aborígenes -esribió Ribeiro- como por el suicidio en masa que existió en muchas comunidades cuando visualizaban que la miseria y la esclavitud era su único destino”.

Ribeiro -quien fundó la Universidad de Brasilia, fue consultor de la Unesco y ministro de Educación del presidente Joao Goulart, hasta el golpe militar de 1964- determinó que a fines del siglo XVI los 70 millones se habían reducido a tres millones y medio (el 5%) como resultado del saqueo de los recursos y riquezas naturales, así como por la esclavitud de pueblos que fueron despojados de su tierra, de su cultura y y de su credo.

Tampoco se puede soslayar un “efecto colateral” de la invasión genocida. Ya sea por las matanzas o por la imposibilidad de sojuzgar a la población nativa, los conquistadores europeos procuraron mano de obra esclava en otro continente. Se estima que entre el siglo XVI y finales del siglo XIX alrededor de 12,5 millones de africanos y africanas fueron sacados a la fuerza de sus tierras de origen y llevados a América como esclavos.

Galeano, la voz de los sin voz

Eduardo Galeano pintó con su prosa el sojuzgamiento de los pueblos originarios.

El gran escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015), autor de “Las venas abiertas de América Latina”, así reflexionaba al cumplirse los 500 años del arribo de Colón al nuevo continente:

Cinco siglos de prohibición del arcoíris en el cielo americano

El 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su “Diario del Descubrimiento”, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: ‘Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas’. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.

Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el etnocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso.

“Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve”.

Los pueblos originarios, en letras y números

Actualmente la población indígena ronda el millón de habitantes.

Según datos de Unicef, en América Latina habitan hoy 522 pueblos originarios que hablan 420 lenguas distintas, de las cuales 103 (el 24,5%) son idiomas transfronterizos que se utilizan en dos o más países. Entre ellas se destaca el quechua, que se habla en siete países: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador y Perú.

América Latina tiene la mayor riqueza lingüística del mundo. Pero, de acuerdo a Unicef, casi una quinta parte de los pueblos ha dejado de hablar su lengua y con ello se corre el peligro de perder parte de la identidad y de la cultura latinoamericanas.

En la Argentina, de acuerdo con al censo nacional del 2010, 955.032 personas (el 2,38% de la población) forman parte de los 31 pueblos indígenas distribuidos en el país. Además se hablan cerca de 18 lenguas originarias.

Aprender desde las raíces

El Día del Respeto a la Diversidad Cultural es una oportunidad para que en los distintos niveles educativos se reflexione críticamente sobre el pasado americano, las luchas y resistencias de quienes pelearon por la supervivencia de las culturas nativas, y su relación con el presente.

En ese sentido, la Ley de Educación Nacional, sancionada en 2006 durante la presidencia de Néstor Kirchner, fue una herramienta clave para que los estudiantes se aproximen a la heterogénea y cambiante identidad americana y revaloricen el lugar de las mujeres en la sociedad. Un claro ejemplo son los escritos plurilingües de docentes, alumnas, alumnos y miembros de pueblos originarios reunidos por la colección “Con nuestra voz”, del Ministerio de Educación de la Nación.

Según la Unesco, “la diversidad cultural puede impulsar el desarrollo sostenible de los individuos, comunidades y países, ya que amplia las alternativas; alimenta diversas capacidades, valores humanos y cosmovisiones; y permite que la sabiduría del pasado nos prepare para el futuro”.

Bartolina, esa heroína desconocida

Bartolina Sisa, un símbolo de la resistencia femenina.

En la búsqueda de ese pasado, el Ministerio de Educación de la Nación -a través de su plataforma educ.ar- rescató la historia de Bartolina Sisa.

De origen aimara, nació el 25 de agosto de 1750 en La Paz y en 1775, se casó con Túpac Katari y fueron nombrados virreina y virrey del pueblo inca. Generaron una rebelión indígena que logró sitiar la ciudad de La Paz entre marzo y noviembre de 1781. Sisa fue la encargada de organizar a decenas de miles de campesinas y campesinos que reclamaban el fin del sistema de explotación colonial y la recuperación de sus tierras, demostrando que era posible el surgimiento de un liderazgo femenino en el contexto de las luchas contra el poder español.

Después de más cien días al frente de las luchas indígenas, Sisa fue capturada y torturada por el brigadier Sebastián Segurola. En noviembre de 1781, Túpac Katari también fue atrapado e inmediatamente descuartizado, y Sisa fue obligada a presenciar ese crimen en una plaza pública.

Casi un año después, Sisa también fue ejecutada en la plaza pública, el 5 septiembre de 1782. Hoy Bartolina es una referencia para las mujeres latinoamericanas y en cada aniversario de su muerte se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena.

El 12 de octubre en América

Mientras que en España se celebra el Día de la Hispanidad y es considerado fiesta nacional, en Latinoamérica el anacrónico concepto de “Día de la Raza” ha sido mayoritariamente dejado de lado.

En México, desde 2019 se conmemora el Día de la Nación Pluricultural. En Cuba la llegada del conquistador Cristóbal Colón a América se denomina como Encuentro de 2 Mundos, pero no se realiza ninguna conmemoración porque para los cubanos “no hay nada que festejar”.

En Costa Rica se celebra el Día de las Culturas. En Nicaragua es el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular. En Guatemala, en 1995 se declaró el 12 de octubre como Día de la Unidad Nacional, para reconocer el aporte de los pueblos indígenas a las sociedades. Y en República Dominicana es el Día de la Identidad y Diversidad Cultural.

En Venezuela desde 2002 y por decisión del entonces presidente Hugo Chávez se recuerda el Día de la Resistencia Indígena mientras que en Ecuador es el Día de la Interculturalidad y de la Plurinacionalidad. En Perú se celebra el Día de los Pueblos Originarios y el Diálogo Intercultural, con el objetivo de revalorizar la diversidad étnica y cultural, sobre la base de igualdad, respeto y cooperación. En el 2011, el presidente Evo Morales instituyó en Bolivia el Día de la Descolonización. En Chile es el Día del Encuentro entre 2 Mundos, y en Uruguay se celebra el Día de las Américas.

Por Télam