Luego de más de dos años de investigación, fue procesado con prisión preventiva Jorge Osvaldo Cabrera (33), alias “Puré”, acusado de haber sido la voz detrás de las llamadas extorsivas en el secuestro de Nicolás Pablo M., ocurrido en abril de 2023 en la ciudad de Gálvez.
El juez federal subrogante de Santa Fe, Carlos Villafuerte Ruzo, firmó el procesamiento el pasado 19 de junio, a pedido de los fiscales federales Martín Suárez Faisal y Nicolás Sacco.
Cabrera, que fue detenido el 28 de mayo pasado, está imputado como presunto coautor del delito de secuestro extorsivo agravado, tanto por la discapacidad de la víctima como por la participación de más de tres personas.

El TOF condenó a los hermanos Quevedo y Petri a 11 y 13 años de prisión
El último eslabón
El ahora procesado es el cuarto integrante de una organización delictiva conformada por parientes cercanos: Martín Uriel Quevedo, Franco Lionel Quevedo y Jonatan David Oscar Petri.
Los tres fueron llevados a debate en octubre del año pasado ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santa Fe, donde los jueces José María Escobar Cello, Luciano Lauría y Elena Dilario los sentenciaron a penas de entre 11 y 13 años de prisión; luego ratificada por la Cámara Federal de Casación Penal.
Durante el juicio quedó acreditado que el 14 de abril de 2023, cerca de la medianoche, Nicolás Pablo M., un joven con síndrome de Kabuki y diabetes insulino-dependiente, fue secuestrado por esta banda en calle Maipú, entre República y Corrientes, en Gálvez.
Lo trasladaron en un Ford Focus hasta una obra en construcción en la localidad de Andino, donde fue mantenido encapuchado y sin alimentos durante horas.
A la mañana siguiente, se iniciaron las negociaciones extorsivas. Desde el celular del propio joven, un hombre exigía a la madre el pago de un rescate inicial de 200 mil dólares, que luego se redujo a cinco millones de pesos. Afortunadamente, el pago no llegó a concretarse y Nicolás fue liberado alrededor del mediodía en un camino rural cercano a Aldao.

La víctima, en un reconocimiento judicial del lugar de cautiverio en 2023
La voz que delató
Según las pruebas recabadas en la investigación y las obtenidas durante el juicio oral realizado el año pasado, el Departamento Antisecuestros Norte de la Policía Federal Argentina (PFA) elevó un informe mediante el cual señala que la voz que realizó las llamadas extorsivas desde el celular de la víctima correspondería “con moderado grado de certeza” a Jorge Osvaldo Cabrera, apodado “Puré”.
La Sección Acústica Forense de PFA comparó esos audios con mensajes de voz enviados por Cabrera al condenado Petri a través de WhatsApp, arrojando una coincidencia del 68,4%.
A esto se suman impactos de antenas que demuestran que el teléfono de Cabrera se movía en sincronía con los dispositivos de la víctima y de Martín Quevedo en el horario clave del secuestro.
Además, su número de celular figuraba agendado en el teléfono de Franco Quevedo bajo el apodo de “Puré”, nombre mencionado reiteradamente en audios y chats posteriores al hecho.

Cabrera (der) y F. Quevedo (izq) trabajando en el lugar de cautiverio
Vínculos familiares
Los vínculos entre Cabrera y los ya condenados son estrechos: es cuñado de Martín y Franco Quevedo, y concuñado de Petri.
Según la fiscalía, Cabrera fue elegido para realizar las llamadas por ser de confianza, no residir en Gálvez, y no tener una voz fácilmente reconocible por el entorno de la víctima, cuya madre compartía un vínculo laboral con la novia de Franco Quevedo.
A través de diversos testimonios, chats y fotos, se estableció que Cabrera estuvo en la obra de Andino los días previos y posteriores al secuestro, trabajando en el mismo lugar donde el joven fue mantenido cautivo.
Indicios de ocultamiento
Durante su indagatoria, Cabrera se declaró inocente y pidió revisar la prueba junto a su defensa. No obstante, interceptaciones telefónicas revelaron que el imputado mostró una actitud evasiva frente a la posibilidad de recibir en su casa a los otros integrantes de la banda bajo prisión domiciliaria, dejando entrever su conocimiento y participación en el hecho.
Por todo lo expuesto, el juez Villafuerte Ruzo consideró que “existen elementos de convicción suficientes para dictar el procesamiento con prisión preventiva”, así como un embargo por dos millones de pesos sobre los bienes del imputado.

Cabrera (der) y F. Quevedo (izq) trabajando en el lugar de cautiverio
Víctima vulnerable
Para la justicia federal, el caso reviste especial gravedad. “La víctima fue seleccionada por sus autores a sabiendas de su discapacidad, lo que facilitó su reducción y retención, y aumentó la presión sobre la familia para pagar el rescate”, señaló el magistrado.
Los secuestradores golpearon, encapucharon y mantuvieron incomunicado al joven, impidiéndole incluso acceder a su medicación vital. “La víctima fue abandonada en un camino rural, poniendo en serio riesgo su vida e integridad física”, concluyó el fallo.
Ahora, con la captura de Cabrera, el círculo se cierra. La voz anónima del secuestro tiene nombre y rostro, y deberá responder ante la justicia, donde al igual que sus parientes, podría enfrentar una condena de más de una década de prisión.
Por Juliano Salierno / El Litoral