No soy docente público por lo cual no puedo ponerme en el lugar de sus bolsillos para decidir esta seguidilla de paros que hace, de este plan de lucha, uno de los más graves en los últimos 30 años.

Un observador cualquiera que dimensionará este conflicto podría pensar que la provincia debe sueldos o paga mal, pero nada de eso sucede.

Casi un 80% de aumento y una cláusula gatillo para diciembre y así empatar aumentos con inflación, resulta difícil de rechazar para cualquier trabajador privado o monotributista del país.

La dirigencia esta vez no se puede escudar en que ´se nivela para abajo´, insisto con excepción de camioneros, bancarios y otro minúsculo grupo de trabajadores, el resto pierde ´por paliza´ frente al flagelo de la inflación.

También es justo remarcar que, frente a la tensión de los paros, fue más que desafortunada la decisión del gobierno de descontar los días de paro antes de la última oferta salarial.

No comparto que se plantee una supuesta ´tragedia´ por los días perdidos, pero sí su impacto en el proceso formativo posterior a una pandemia adónde la escolaridad regular fue seriamente afectada.

Insisto, nadie puede dudar del proceso de rechazo de los docentes, votación transparente a diferencia de otros gremios, muchos señalan que hubo un voto ´bronca´ contra el gobierno y ahí, de ser así está el error, el voto contra el gobierno se da durante las elecciones, en estas instancias habría que preocuparse un poquito más en los alumnos.

Por Alejandro Colussi