Observando los resultados en distintas elecciones y si uno se detiene a mirar el mapa de Sudamérica, sumado a México, diría que estamos ante una ola de centro izquierda, pero eso sería un error garrafal.

Como lo es “ilusionarse” desde el oficialismo nacional con el “ajustadísimo” triunfo de Lula sobre tal vez, la expresión más grotesca de una derecha violenta e ignorante.

La lectura correcta, a mi entender, es que la pandemia se está llevando “puesto” a los oficialismos que la enfrentaron, inclusive a los negacionistas como Boris Johnson, Trump y el propio Bolsonaro. La misma derecha mundial ha girado hacia posiciones “ultras” y el resto del mundo occidental con diversidad ideológica.

La Argentina no es una excepción a ese fenómeno, más allá del “pobrísimo” gobierno de Alberto Fernández. Por ejemplo, anunciar con mucha antelación un “congelamiento de precios” y “sorprenderse” por una oleada de aumentos preventivos y especuladores.

Si antes de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, que profundizó la pandemia económica, la avenida del medio era la más angosta y corta del mundo, ahora ha desaparecido. Será una elección entre unos y otros, con terceros afuera.

Convulsionados, con violencia política, volatilidad económica y lamentablemente con mucho atraso cultural y derechos ganados. Es que es simple y contundente, los “pueblos que no aprenden de su historia están condenados a repetirla”.

Por Alejandro Colussi