16 de septiembre de 2024

Santa Fe 24 Horas

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Análisis de Alejandro Colussi: la impunidad del poder

En tiempos donde la verdad de los hechos no importa, donde la manipulación y el impacto cotizan sin pensar en las consecuencias, donde dirigentes políticos dialogan con su posible electorado en 360 caracteres de Twitter, inclusive se piden o se exigen renuncias, sería bueno detenernos a observar fotos y que se esconden detrás de ellas.

Las fotos de la semana son elocuentes, pero no si se las pasa como una película descartable. Lo obsceno del poder judicial santafesino en dos casos que a este periodista le tocó investigar aún con todas las presiones, intimidaciones y “guerra de medios adictos al poder”.

La foto de Dolinsky, un empresario poderoso, que le dio whisky y cocaína a una niña de 10 años para después violarla junto a su madre en el spa de un hotel céntrico de Santa Fe. Dolinsky es propietario de la más grande maderera de la región, un tipo de la noche, que se codeaba con el poder político de Santa Fe, auspiciante de los medios pertenecientes al círculo del poder real de la capital de la provincia.

Dolinsky estaba tranquilo hasta que su historia salió a luz, perversamente el Poder Judicial le otorgó prisión preventiva domiciliaria en el mismo hotel donde cometió el aberrante hecho, sin control alguno, se puede pasear por sus departamentos, por el hotel y salir a la peatonal sin que nadie lo controle, de hecho este periodista vivió en dicho hotel durante 8 meses y Dolinsky seguía recibiendo “visitas” de menores, mujeres y “estimulantes”. Ni hablar de pasearse por la peatonal, hecho que justificaba porque el juez le permitía “ir” a trabajar a su empresa, pero nadie estipulaba el camino.

En Netflix hoy se puede ver el documental sobre José Luis Cabezas, “El fotógrafo y el cartero”, el icono de la corrupción de los 90. Yabrán, en una entrevista, pese a la precariedad de su formación intelectual, dijo la frase más brutal que define al poder en Argentina: “El poder es impunidad”.

Esa frase se podría aplicar a Santa Fe para describir el nivel obsceno de corruptelas en 40 años, no solo de políticos (recordemos que Storni no tuvo condena, ni menos los inundadores) pero lo más vergonzoso fue la condena a Marcelo Vorobiof titular del Ente Portuario gracias a Corral y Barletta.

Iniciamos la investigación periodística en el año 2012, en el 2013 empezamos a denunciar la situación de corruptela inmobiliaria del Puerto de Santa Fe, los medios tradicionales de la ciudad nos trataron de “cómplices del lobby rosarino” y nos acusaban de “paralizar” el sueño de un puerto que reactivase la producción local y mediterránea, una gran mentira.

En lo personal la investigación a Vorobiof me costó laboralmente lo inimaginable, era el ex titular de la Daia, ex funcionario de obra pública de Reutemann (que lo había echado a patadas por corrupción, pero jamás denunciado) el “socio” de gran parte de la clase política y el poder económico de Santa Fe.

Nueve años después Vorobiof reconoció todas nuestras denuncias en un juicio “abreviado” (¿9 años les llevo hacer un juicio “abreviado”?) y condenado a pagar 8 millones de pesos sin cárcel… Al día de hoy son 40 mil dólares reales, el monto calculado de las ganancias por las corruptelas de Vorobiof....40 millones de dólares. Sigue caminando libre, paseando por la peatonal de la ciudad de manera impune.

Mientras tanto en Santa Fe 24 se pueden ver fotos de cómo un grupo de policías le compra comida a una a joven en  sillas de rueda famélica, o que niñas/os de la escuela Zazpe, en barrio Santa Rosa de Lima y apenas a 25 cuadras de Casa de Gobierno los alumnos van sin comer, sin abrigo, sin zapatillas, sin medias, en días con 5 grados de temperatura a la hora de ingresar.

Qué absolutamente nadie de la dirigencia social, política y económica se hagan los ofendidos, ganan fortunas mensuales, y tampoco nos vengan a decir que es récord de crecimiento económico con el 50% de pobreza y 7 de cada 10 laburantes que tienen “el privilegio de estar en blanco” cobra por debajo de la línea de pobreza porque eso sólo les deberá calmar su conciencia.

Fotos de la vida real, mientras “ellos” selfies y peleas por Twitter. Así vamos caminos a un nivel de violencia en espiral tan peligroso como ineludible dada la negación o perversidad de la dirigencia de este país.

Alejandro Colussi