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Experiencia vip: quiénes son los argentinos que pagaron hasta 27 mil dólares para ver a Franco Colapinto en Brasil

Los fanáticos no escatimaron en gastos para seguir de cerca la participación del piloto de Williams Racing, teniendo la posibilidad de recorrer el paddock, codeándose con celebridades y disfrutando de una vista privilegiada de los boxes.

Son tiempos ajustados para la economía nacional. ¿Cuándo no? Pero lo cierto es que el fanatismo, y la posibilidad de ser parte de un hecho histórico hace que más de uno cierre los ojos y se deje llevar por la adrenalina de vivir una experiencia VIP. Esto es lo que encarnan un centenar de argentinos que viajaron a San Pablo este fin de semana para seguir de cerca la participación de Franco Colapinto en Fórmula 1 con otros ojos.

Los números son contundentes. Los accesos a esta exclusiva área van de los 1200 a los 27 mil dólares, dependiendo de los niveles a los que se acceda y la cantidad de días. El promedio va de los 7 mil a los 15 mil dólares. Los paquetes incluyen hospedaje, y se puede adicionar el traslado desde el mismo hasta el Autódromo.

El tratamiento VIP comienza desde el minuto uno cuando los grupos de aficionados se suben a los charters que los trasladan desde el centro de San Pablo, un recorrido de casi 25 kilómetros en el que se puede llegar a tardar dos horas por el tránsito.

Después de bajar de la camioneta, unos pacers identificados con carteles acompañan a los grupos hasta el área VIP. Todos tienen una credencial naranja que los identifica y que, luego de pasarla por el lector del molinete les abre las puertas al paraíso.

Por los pasillos del paddock club es habitual cruzarse con numerosas celebrities internacionales, políticos, empresarios y leyendas del deporte.

“La verdad es que no lo pensamos. Hablar de cifras es complicado, pero queríamos vivirlo así, con todo. Por eso elegimos la opción más completa. Vine con mi hijo que es fanático y tener un argentino compitiendo es un orgullo. Hay gente que gasta lo mismo para un ticket preferencial en un partido del mundial, esto es igual”, cuenta Guillermo Álvarez, un empresario argentino que arribó a Brasil este viernes para sumarse a la fiebre fierrera.

Más allá de la comida de primera línea, la característica principal radica en poder caminar y ver de cerca todo el movimiento relacionado a la puesta a punto para la carrera y cómo se desarrolla todo después de cada competencia. Antes de la misma, se puede recorrer la zona de boxes, tomar fotografías de los autos… sin dudas estar en uno de los puntos más deseados del autódromo.

A pocos metros, el paddock es el lugar en el que todos se pueden encontrar con los pilotos. Es habitual el ir y venir de los corredores ya que se trata del espacio que conecta el hospitality de cada escudería con el área de boxes. Un paso obligado que termina siendo la posibilidad de tomarse una selfie, pedir el autógrafo de una gorra o hasta ver algún que otro encuentro entre pilotos que se trenzan en un abrazo o hasta comparten algún juego como fútbol tenis, puede ser la distintiva.

Es que entre caminata y caminata, los aficionados pueden conocer más sobre esta disciplina charlando con los mecánicos de las escuderías y viendo de cerca, por ejemplo, como ponen en condiciones los neumáticos después de cada prueba. Tocar esta permitido… y nadie se lo quiere perder.

“Estas en contacto directo con los pilotos, los tracks, das vueltas en un camión, charlas con los equipos que se encargan del evento, viendo todo el backstage. A mi me parece algo enriquecedor, que va más allá de todos los amenities relacionados a la comida y el show”, afirma Ramiro, director de una empresa de tecnología que viajó a San Pablo con un selecto grupo de clientes.

“Si querés comprar solamente el acceso al paddock, las entradas van de los 5 mil a los 7 mil dólares. Yo compre el pase por los tres días a 7 mil dólares, pero hay gente que paga mucho más ya que hay paquetes que incluyen vuelo, hotel cinco estrellas y traslados. En mi caso no me pareció necesario porque eso es algo que se puede reservar de forma independiente y es más económico”, suma.

Gentileza Revista Gente